Glóbulos Rojos
Los glóbulos rojos se forman en la médula ósea roja. Las células madre de la médula ósea roja, llamadas hemocitoblastos, dan lugar a todos los elementos de la sangre. Si hemocitoblasto se convierte en una célula llamada proeritroblasto, se convertirá en un nuevo glóbulo rojo.
La formación de un glóbulo rojo a partir de un hemocitoblasto toma alrededor de dos días. El cuerpo produce unos dos millones de glóbulos rojos cada segundo.
La sangre está compuesta por elementos líquidos y celulares. Si una muestra de sangre se pone a girar en una centrífuga, los elementos formados y la matriz de sangre fluida se pueden separar entre sí. La sangre contiene un 45% de glóbulos rojos, menos de 1% de glóbulos blancos y plaquetas y un 55% de plasma.
Funciones de los glóbulos rojos
Los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos, hematíes o células rojas de la sangre, son una parte de las células sanguíneas básicas que conviven en el plasma. Están compuestos de globulina y hemoglobina, es decir, una estructura molecular, que tiene como funciones principales:
Transportar oxígeno a los diferentes tejidos del organismo
Recoger el dióxido de carbono con la finalidad de eliminar los residuos tóxicos
Este tipo de células, además, dan el color rojo a la sangre dado que no tienen núcleo y su citoplasma está formado de hemoglobina, que da color al glóbulo y a la sangre. Al igual que los glóbulos blancos, que trabajan en la defensa de nuestro organismo, los glóbulos rojos también tienen origen en la médula ósea. Visualmente, podríamos determinar que son células rojas parecidas a discos bicóncavos (ovalados) sin núcleo y que miden unos 0.007 mm de diámetro.
Como hemos apuntado anteriormente, en nuestra sangre se reúnen entre 4 y 5 millones de glóbulos rojos por milímetro cúbico, que viven tan solo 120 días y se eliminan a través de la liberación de bilirrubina. El tejido hematopéyico de la médula ósea se encarga de ir produciendo día tras día millones de glóbulos rojos para que nuestra sangre siempre tenga auténticos transportistas que puedan realizar el trabajo de alimentar y oxigenar todas las células de nuestro cuerpo, para mantenernos sanos.
Enfermedades que afectan a los glóbulos rojos
Entre las enfermedades de la sangre, hay algunas que implican directamente a los glóbulos rojos. Una de ellas es la anemia, pues se caracteriza por la falta de oxígeno en nuestras células que provoca la disminución de glóbulos rojos en la sangre o la baja concentración de hemoglobina en estas células sanguíneas.
Entre las anemias más conocidas, destaca la anemia ferropénica, o anemia por deficiencia de hierro. Esta enfermedad se produce cuando disminuye el consumo de hierro o el cuerpo lo absorbe en menor cantidad, lo que conlleva una reducción de la producción de hemoglobina, ya que está constituida básicamente de hierro. Pero existen otros tipos de anemia y todas ellas están relacionadas con el déficit de glóbulos rojos (anemia perniciosa, anemia hemolítica...).
Otras enfermedades que implican a los glóbulos rojos son las policitemias, causadas por un aumento de glóbulos rojos en sangre, la talsemia, trastorno genético producido por un cambio en la cantidad de producción de hemoglobina, o el parásito de la malaria, que pasa gran parte de su ciclo vital en las células rojas y se alimenta de hemoglobina.
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