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Una nueva técnica de reprogramación celular revierte los signos del envejecimiento


Científicos del Salk Institute for Biological Studies de California han demostrado que a través de la expresión de cuatro genes conocidos como los “factores de Yamanaka”, se puede convertir cualquier célula en una célula madre pluripotente sin que pierda su identidad. Así pues, son capaces de dividirse indefinidamente, como las embrionarias, transformarse en cualquier tipo de célula presente en nuestro organismo y revertir los signos de la vejez. El Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte, profesor de Expresión Genética del Salk Institue, ha liderado el estudio que publica la revista Cell, en el que también ha participado el Dr. Josep Maria Campistol, director general y nefrólogo del Hospital Clínic e investigador del IDIBAPS. También se han involucrado en el proyecto, entre otros, científicos de la Universidad Católica de Murcia (UCAM).

Todos hemos tenido la fantasía de retroceder unos cuantos años y volver a la época en que las canas, las patas de gallo y la dificultad para dar cuatro zancadas y subir cuatro pisos eran territorio desconocido. Ahora, según comenta el Dr. Izpisúa, el estudio del Salk Institute “muestra que el envejecimiento no es un proceso que vaya en una sola dirección, sino que tiene plasticidad, y con una modulación meticulosa, puede revertirse”. La técnica que permite esta “modulación”, además de impulsar a las células de la piel humana a convertirse en jóvenes de nuevo, ha conseguido, gracias a la reversión de los signos de la ancianidad y al aumento de la esperanza de vida en un 30%, el rejuvenecimiento de ratones con enfermedades de vejez prematura.

Debido al aumento de la esperanza de vida, el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la edad ha crecido. Los datos muestran que la edad es el mayor factor de riesgo para las enfermedades del corazón, el cáncer y los trastornos neurodegenerativos. El Dr. Josep Maria Campistol comenta que “el estudio proporciona información sobre posibles opciones terapéuticas antes insospechadas para aumentar la longevidad”. Sin embargo, dice, “se necesitarán más estudios para poder utilizar esta técnica en seres humanos”.

Aunque el rejuvenecimiento celular parezca deseable, un proceso que funciona en el laboratorio no es necesariamente aplicable para todo un organismo. Si bien la división celular rápida es fundamental para el crecimiento de los embriones, en adultos este crecimiento se asocia al cáncer. Además, tener grandes cantidades de células que han sido restablecidas a un estadio embrionario en un adulto podría llevar a un fallo orgánico. A la vista de estos hechos, el equipo del Dr. Izpisúa se preguntó si habría algún beneficio en la inducción de los factores de Yamanaka durante un período más corto que el habitualmente utilizado para convertir una célula madura en una célula madre pluripotente.

“Hay otros estudios científicos que han reprogramado completamente las células hasta que alcanzaron su estado de célula madre”, dice Pradeep Reddy, co-primer autor e investigador asociado del Salk Institute, “pero nosotros demostramos, por primera vez, que expresando esos factores durante un breve período podemos mantener la identidad de la célula y revertir, al mismo tiempo, las características asociadas a la edad”.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores han utilizado células de la piel de ratones con progeria, una enfermedad genética que provoca el envejecimiento prematuro. El equipo del Dr. Izpisúa indujo por un corto periodo los factores de Yamanaka. Al analizar estas células, los científicos vieron que habían revertido múltiples signos de la edad, pero sin perder su identidad como células de la piel. El próximo paso que quisieron dar estos investigadores es comprobar si este proceso puede llevarse a cabo en animales vivos.

A la vista de los datos obtenidos con las células, se utilizó el sistema de reprogramación de corta duración durante períodos cíclicos en ratones vivos con progeria. Los resultados fueron extraordinariamente positivos: los roedores tratados con este procedimiento parecían más jóvenes; su función cardiovascular (entre otras) había mejorado y, aún más sorprendente, vivían un 30% más que los ratones no tratados. Además, los animales mostraban una recuperación celular de la afectación causada por la progeria y también de la causada por el envejecimiento normal.

Paloma Martínez-Redondo, investigadora asociada del equipo del Dr. Izpisúa y autora del trabajo, cree que estos resultados aportan “información trascendental para saber cuáles son los caminos hacia los que se deben dirigir los investigadores para retrasar el envejecimiento celular”.

“Obviamente, los ratones no son humanos, y sabemos que es mucho más complejo rejuvenecer a una persona”, dice el Dr. Izpisúa, “pero este estudio muestra que el envejecimiento es un proceso dinámico y, por lo tanto, será más accesible de lo que creíamos previamente poder realizar intervenciones terapéuticas”.

Fuente: Salk Institute for Biological Studies

Blog Clínica Latacunga


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